miércoles, junio 03, 2009

EL ÉPICO GOL DE MITAD DE CANCHA

3ra Fecha

Llegaba La Cenicienta, el último de la tabla, pero mejor hubiese sido no saberlo. Uno a veces se relaja sin motivo, como creyendo que una estadística gana sola el partido. Además era un equipo llegado de la A, y había estado allí mucho tiempo. Rocky de viejo noqueó a Tommy Gun, contra todos los pronósticos. El cuadro verde entró sin ideas, lleno de errores, perdonando y siendo perdonado también. Todo transcurría con cierto nerviosismo hasta que promediando el segundo tiempo, una gran jugada colectiva del equipo folclórico (los contrarios) le dejó la pelota a uno de sus delanteros, quien se dio vuelta y clavó un zapatazo al lado del palo. El panorama era desolador: sólo se veían cabezas gachas escondidas en el verde chillón de las remeras. Un hobbit rival, quien había tenido una pica incomprensible con Tupac, le gritó a éste el gol en la cara y la cosa se puso áspera. Pero como si nuestro histórico hubiese pedido un deseo, apenas sacó Pedro del medio le cedió el balón a Toro quien locamente le pegó desde la mitad de la cancha. La pelota hizo su viaje más bello, sobrevolando las cabezas de los incrédulos contrarios y atravesando como un flechazo de Robin Hood el campo enemigo; siendo aún más alta que las manos extendidas del arquero, terminó por besar la parte inferior del travesaño y se durmió en la red. Se desató la locura verde, las cabezas se levantaron y Tupac fue a devolverle los festejos al hobbit, sin darle al árbitro más opción que la expulsión. Aún con uno menos, el impulso anímico era imparable. Unos minutos más tarde, Toro recibió una pelota en el lateral, haciendo la diagonal llegó a la puerta del área, se la dio a Pedro quien aguantaba de espaldas la marca, la pelota se le negó y siguió hasta caer en Milu, que también aguantaba una marca. Sin embargo logró darse vuelta en la puerta del área chica, sacó el diario y le pegó tan mordida que la redonda viajó confundida e insegura, pero letal. Pegada al palo se encontró con la red y allí descansó toda la tarde. Después, en comparación a lo vivido, difícilmente quedaría algo más para contar.

LA BOMBA 2 vs. 1 MONOBLOCK
Martín D’Adamo
Emilio Pita

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