miércoles, enero 09, 2008

UN BOMBERO CORRIENDO POR LAS CALLES DE CHICAGO



Las hazañas bomberas, como quedó demostrado en más de una ocasión, atraviesan fronteras y en ocasiones desafían los límites del ser humano.
En Octubre del 2007, uno de nuestros grandes referentes en el exterior, el mexicano Gerardo Sánchez -archiconocido como el “Bache”- corrió la Maratón de ¡42 kilómetros! en la ciudad de Chicago.

El hombre había entrenado durante meses para dicha competencia, se levantaba a las 5 de la mañana (a la hora en que muchos de nosotros nos acostamos) y se iba a entrenar con un grupo de gente que compartía su locura.
Para correr 42 km. hay que prepararse tanto física como mentalmente.
A los 30 km. aparece lo que llaman “el muro”, algo así como una sensación de que la meta está muy lejos en relación con lo que parece quedarle al cuerpo de resistencia. A muchos de ustedes ese “muro” les aparecería cada tres cuadras, pero esa es otra historia.

Unas semanas antes de partir, una contractura muscular puso a nuestro amigo Bache en situación de inquietud, tuvo que dejar el entrenamiento unos días para recuperarse pero luego volvió con todo a ponerse a punto en los días finales, aún sin haber llegado a recuperarse del todo de la lesión. Pero para estas cosas hay que prepararse mentalmente, para no pensar en las debilidades sino en las fortalezas.
La naturaleza también jugó su carta, y decidió que el día de la Maratón la temperatura oscilara los 34º C. Un calor húmedo, penetrante y sostenido ayudaría a que todo fuera más difícil aún. Una vez comenzado el desafío, las piernas echaron a andar, cerca de 60 mil personas, cada una con sus objetivos, ponía a prueba su resistencia psíquico-física.


Si algo le faltaba a esta historia para tornarla aún más dificultosa, de eso se encargó la organización: a mitad de la carrera se había agotado el agua de las estaciones donde los corredores se hidrataban, y todo bajo un agobiante calor.
A todo esto el Bache siguió corriendo, y nada mejor que su relato para tratar de imaginar esa situación:
“Parecía una de esas películas americanas de cine catástrofe, como ‘El Día de la Independencia’ o ‘Armaggedon’, toda la gente en caos, se acabó el agua y el Gatorade de las estaciones, tuvieron q abrir las cosas rojas de los bomberos para que saliera el agua, se murió una persona y 350 al hospital, en fin el clima nunca se pensó que fuera a estar así y lo más chistoso es q al día siguiente ya hacía frío.” Querido Bache, la vida es irónica. Lo mejor que se puede hacer es desafiar su ironía con una sonrisa y una copa a su salud.
Y continúa relatando:

“La verdad no me gustó este maratón porque no lo disfruté, sólo pensaba en terminar y las últimas millas me costaron mucho trabajo y ya no pude lograr mi tiempo de 3 horas 50 minutos, me conformo con las 4 horas 7 minutos, 27 minutos menos que el maratón de NY.”

Así es, amigos, esta no era su primera maratón. Un verdadero fanático.
Y termina diciendo:
“Juré no correr más un maratón después del infierno que pasé, pero si me invitan a un medio maratón a Buenos Aires yo voy.”


No se me ocurre un comentario más representativo que el que hizo nuestro columnista, el Garrafa:
“Bache, lo que hiciste me sirvió de inspiración, viejo. Visto desde mi perspectiva, sentado en un sillón, trabajando y estudiando, lo que hiciste representa una parte de lo que yo quiero ser y tener: Voluntad, Compromiso, Continuidad y mucho Esfuerzo por algo que para otros capaz no vale nada, pero para uno lo es todo. Fuerza viejo, lo tuyo es empuje para gente como yo.”
Así lo vemos, Gerardo, un verdadero ejemplo de constancia. Creo que los logros se saborean más cuando las dificultades se multiplican. Por eso, quizás no pudiste sentirlo en aquel momento, pero haber superado todas esas adversidades convierten un satisfactorio éxito en una verdadera epopeya.